Os hablaba ayer de la base de maquillaje, hoy es el turno de los polvos. Vamos a ver primero los tipos que hay:
- Polvos sueltos: para todos los tipos de piel, hay que usar poca cantidad y extenderlos bien, dan un acabado mate al maquillaje y sirven para fijar bien la base. Muy apropiados para las pieles mixtas a grasas para que su maquillaje no acabe con brillos.
- Polvos translúcidos: también para todo tipo de piel, pero por el acabado mate y porque absorve los excesos de grasa están especialmente indicados para las pieles más grasas, dejando a la piel con un maquillaje suave y uniforme sin brillos.
- Polvos iluminadores: reflejan la luz e iluminan el rostro.
- Polvos compactos: Fijan muy bien la base y el corrector, los puedes llevar en el bolso para hacerte un retoquito rápido, van bien con pieles de normales a mixtas
- Polvos bronceadores: sirven para darle a la piel un aspecto bronceado sea la época del año que sea.
No son exactamente polvos pero te pueden ayudar también:
- La crema-polvo: gran cobertura y duración
- Los papeles secantes: para los excesos de brillo, sobre todo para pieles grasas. Puedes llevarlos en el bolso, sobre todo en verano que es cuando la piel suda más y se llena de brillos.
Esta es mi recomendación, los polvos sueltos de Clinique me van de maravilla:
Bueno, en resumen, estos polvos dan al rostro un acabado natural, aterciopelado y sin brillos gracias sobre todo a tres tipos de ingredientes: la mica que refleja la luz, el talco para el acabado mate y el caolín que absorve humedad y excesos de grasa ya que proviene de la arcilla blanca.
Yo los aplico con brocha, grande y suave, algunas marcas incluyen su propia borla de terciopelo, buenísimas para las áreas más grasas. Sólo hay que aplicar una capa ligera, insistiendo en la zona t, el acabado debe ser uniforme... no te pases con la cantidad, para que quede perfecto debe resultar invisible. Como veis nada más fácil, no teneis excusa para compraros y aplicaros los polvos...
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